Por Erick Aldemar Díaz

 

Como Fernando Díaz García de aproximadamente 60 años fue identificado el hombre que falleció aparentemente a causa de un infarto en la madrugada de hoy en las instalaciones del Terminal Compas Aguadulce; este se desempeñaba como Winchero y al momento de su muerte se encontraba cumpliendo con su oficio para el Operador Portuario Servigraneles, cuyo propietario es el señor Edgar Micolta.

 

En días pasados los wincheros que decidieron asociarse y crear Emtelport SAS (Empresa Técnica en Logística portuaria), expusieron ante los medios de comunicación su preocupación debido que algunas empresas ahora que están organizados, optaron por traer personal foráneo desde la ciudad de Barranquilla o en su defecto continuar explotando a los viejos, que por su edad, anteriormente los habían relegado no contratando sus servicios.

 

Reconociendo que la muerte es lo único que tiene asegurado el ser humano, quedan varias inquietudes o interrogantes por resolver, teniendo en cuenta el riesgo que se corre en cualquier instalación portuaria.

 

¿Qué tipo de contrato le tenía al señor Díaz el operador Portuario Servigraneles?

 

¿El examen de ingreso, pago de las obligaciones laborales en pensión y salud si se estaban cumpliendo?

 

¿Cuántas horas tenía el señor laborando?

 

¿Los terminales y las entidades competentes del gobierno sí controlan este tipo de situaciones?

 

¿A la viuda del trabajador será que los contratistas se acercan a ofrecer ayuda para los trámites y costos funerarios?

 

¿De qué va a vivir la familia del señor Díaz ahora que este falleció?

 

El Ministerio del Trabajo tiene conocimiento de las condiciones en las que laboran quienes prestan sus servicios en los puertos del país y tampoco cumple con su deber.

 

Casos lamentables como estos se continuarán presentando en los diferentes terminales que tenemos en Buenaventura, en tanto los operadores portuarios no comprendan la importancia del respeto por el ser humano y la labor que desempeñan; mientras continúen con el afán de la rapiña por “ahorrar” unos pesos y no querer pagar salarios dignos y cumplir con los requisitos de Ley.

 

Hoy fue el señor Fernando quien deja una familia, ¿cuántos más tendrán que fallecer dentro de los recintos portuarios para que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto y comiencen a garantizar condiciones dignas para quien labora en las actividades inherentes a los puertos? Pero sobre todo, ¿cuándo los dueños de las operadoras serán responsables con la vida de sus semejantes y los propietarios, administradores de los terminales dejaran de pedir más que rebajas en las tarifas y comenzaran a exigir calidad, pero calidad de vida para el ser humano que es el activo más valioso que tiene cualquier actividad que se realiza en este mundo?

 

Tocará seguir esperando que cada quien cumpla con lo que le correspondes, mientras tanto, seguirán los obreros colocando los muertos en la actividad portuaria en Buenaventura.