Algunos de los estibadores que laboraron hasta el 31 de octubre de 2017 en la empresa Zelsa por la terminación del contrato, entraron en huelga de hambre para protestar por lo que ellos consideran un despido masivo de los trabajadores.

 

Los 200 empleados que prestaban sus servicios a la entidad que pertenece al grupo empresarial de la Sociedad Portuaria Regional, están pidiendo que se les haga un contrato a término indefinido y con horarios que no pasen de las ocho horas y no las 12 ó 16 que en ocasiones tienen que enfrentar. Afirman los quejosos que de esa forma se terminaría con la tercerización laboral, evitar ser contratados por cooperativas y contar con todas las prestaciones sociales de ley.

 

Juan Carlos Valdez, presidente del sindicato que asocia a los trabajadores afectados, ASINTRAINPORPACÍFICO, afirma que la masacre laboral se da luego de que los trabajadores se afiliaron al sindicato, lo cual es interpretado como un mecanismo para dificultar la organización de los trabajadores y su derecho a reclamar la protección que les da la ley.

 

Por su parte, la Sociedad Portuaria hace algún tiempo expidió un comunicado con el que rechazaba el señalamiento que está haciendo despidos masivos dejando claro que, atendiendo situaciones especiales de incremento en demanda de servicios, realiza contratos a término fijo con todas las condiciones exigidas por las leyes laborales colombianas, generando así oportunidades de empleo digno a la población de Buenaventura.

 

Parte de estos contratos finalizan su término en noviembre cumpliendo así su ciclo de manera natural.