Jan 19, 2025

Salvemos la cultura caleña

  • Jul 20, 2014
  • 2592

Salvemos la cultura caleña
Por Fabio Martínez

En los últimos años Cali viene repuntando a nivel cultural gracias al empuje de sus instituciones, de sus líderes culturales y, por supuesto, de una amplia oferta cultural que ya quisieran tener otras urbes homólogas a nuestra capital.

 

Este repunte cultural es el resultado de una ciudad que supo salir de una crisis depresiva, y que hoy en día, pese a los problemas financieros que la aquejan, se perfila como una de las principales ciudades modernas del continente.

 

Eventos como el Festival Internacional del Ballet que dirige Gloria Castro, el Festival mundial de la salsa, el tradicional Festival de música Petronio Álvarez, el salsódromo, el proyecto Parque de los poetas que orienta Jenny Cabrera y la rica agenda cultural que viene cumpliendo la Biblioteca Departamental, entre otros, son hechos incuestionables en una ciudad alegre y tropical, que no quiere volver al pasado.

 

Hoy, Cali está pasando por un interesante proceso de transformación cultural que, unido al proyecto de modernización de la ciudad, enriquecerá nuestra caleñidad.

 

Los talleres de creación literaria con su población incontrolada de poetas, las escuelas de bailarines de salsa, los grupos de teatro, rock, jazz, hip-hop y salsa choque son apenas una muestra efervescente de esa Cali bella, que siempre hemos soñado.

Por supuesto, todo este capital cultural no es tangible como sí lo es una hamburguesa; ni puede entrar dentro de las leyes estrechas que impone el mercado.

 

La cultura se produce en el seno de una ciudad para el bienestar espiritual de la sociedad. Por esto, en las grandes ciudades, los gobernantes, la empresa privada y los ricos filántropos invierten grandes sumas de dinero en la educación y la cultura. Ellos saben que el desarrollo sostenido de una ciudad no sólo depende de la Coca-Cola o el Redbull sino del espíritu sano y saludable de sus ciudadanos.

 

Por esta razón, no comprendo cómo la Gobernación del Valle, en aras a la "reestructuración de sus pasivos y el saneamiento de las finanzas", pretenda cortarles los recursos a Incolballet, el Instituto de Bellas Artes, el Inciva y la Biblioteca Departamental, y quiera convertirlos en empresas productivas.

 

Desde Platón se sabe que el arte no puede confundirse con las mercancías. El espíritu humano, que es tan rico y complejo, no admite este tipo de categorías tan prosaicas.

 

El Estado y la empresa privada no sólo están en el deber de construir puentes y abrir carreteras, sino también deben destinar una buena parte de sus recursos para la educación y la cultura. Es una inversión que con seguridad defraudará a los secretarios de Hacienda y a los financistas, pero garantizará por años la salud y el goce espiritual de sus ciudadanos.

 

Fabio Martínez

 

fabiomartinez2002@yahoo.com

http://fabiomartinezescritor.blogspot.com

 

Image

Movistar 5