Por Jesús Glay Mejía N.

Profesor titular jubilado

Universidad del Valle

 

El Distrito Especial de Buenaventura, vive una crisis recurrente, histórica y estructural, de dimensiones inpensables, resultado de su historia de olvido, atraso y pobreza, por las causas ya conocidas. Es hora de avanzar en la búsqueda de proyectos que signifiquen una respuesta efectiva a la compleja problemática. Un actor muy importante son las universidades. El Distrito Especial cuenta con dos universidades: La sede Pacifico de la Universidad del Valle y la Universidad del Pacifico.

 

El título de este artículo pregunta por la academia, cuál ha sido su papel en esta crisis, como se articula a la búsqueda de soluciones.

 

La Universidad es la conciencia crítica de la sociedad, esta para cuestionar, revisar el conocimiento, este papel le debe ser permitido por la sociedad, por esto debe contar con la autonomía académica que le permita independencia para pensar, criticar, exponer.

    

La universidad, ejerce el rol investigativo para contribuir a conocer la realidad social, para develar y comprender la estructura y dinámica social.

 

La Universidad, produce conocimiento y tecnología al servicio de la región.

 

La universidad tiene la misión de contribuir a alcanzar la competitividad del territorio y del sector productivo, de lo contrario será difícil lograr que los países en condiciones de atraso puedan avanzar en superar esta condición, será necesario contar con universidades articuladas a los territorios y a la sociedad, así como reconocer la importancia del conocimiento generado a partir de la universidad, de la investigación y el desarrollo cultural regional, para buscar avanzar hacia la consolidación de una región con capacidades y alta competitividad.

 

Preocupante el silencio de la academia, la ausencia de liderazgo de los intelectuales del territorio, y con ello significar el resultado de la investigación y reflexión universitaria. La Universidad y los académicos deben estar presentes en la coyuntura.

 

Las crisis hay que convertirlas en oportunidades, es la posibilidad de impulsar la investigación que asuma la ya compleja problemática social, tan compleja que no hay respuestas definidas, hay que buscarlas en interacción con el contexto, con los grupos de interés.

 

Las universidades, las directivas tienen la palabra, no para anunciar planes e inversiones futuras al símil del gobierno, sino para que expliquen cómo se articula la universidad al territorio y cual su participación en esta coyuntura. Tiene la palabra la academia.