Los Congresos Iberoamericanos de Cultura nos dan una oportunidad única de repensar la región, de entender más de 500 años de historia común y también de desencuentros; de valorar los lazos de hermandad de nuestro cine, nuestra literatura, nuestra música, de visualizar un futuro posible para proponer acciones y políticas de integración regional y sectorial que propendan por el fortalecimiento de la diversidad de nuestras manifestaciones artísticas y nuestras industrias creativas. Siguiendo los lineamientos del Plan de Acción de la Carta Cultural Iberoamericana, debemos aunar esfuerzos y recursos en la construcción de un espacio cultural iberoamericano.
El motivo de la tercera edición de este congreso será la música, una de las expresiones que más convoca, que más comunica y une a individuos y pueblos. La música, a través de sus ritos colectivos, es tejedora de sociedad, generadora de sensaciones, sentidos, identidades, valores culturales y económicos. Cada vez entendemos mejor que la cultura está en el centro de las posibilidades de desarrollo de nuestros países y nuestra región.
Para Colombia, en particular, esta iniciativa coincide de manera afortunada con la culminación de una década en la que el Estado ha priorizado la consolidación de una política de alcance público en el fomento al desarrollo del campo musical. El Plan Nacional de Música para la Convivencia, integra en procesos de formación musical a más de 100 mil niños y jóvenes, una red de 700 escuelas de música y toda una movilización social alrededor de la música.
El escritor cubano Alejo Carpentier cuenta en su `Concierto barroco´ una historia que prefigura a las músicas iberoamericanas en su devenir: somos sociedades polifónicas, donde convergen muchas voces y tradiciones, y donde los mestizajes son muchas veces combates sin ganador. Culturas sonoras que nacieron de la mezcla de lo europeo, lo africano y lo nativo americano, que se alimentan de todos los sonidos del mundo y que han dado nacimiento a músicas que han conquistado al planeta, como el son y la salsa, el tango, el samba y la bosa nova, la cumbia y el flamenco, y una infinidad de aires y ritmos tan variados como nuestras geografías y nuestras gentes. Una música que demuestra la vitalidad y potencialidad de nuestras culturas y que propone diálogos abiertos con el mundo, pues como decía Octavio Paz, somos contemporáneos de todos los hombres.
Las nuevas dinámicas generadas por los procesos de globalización, las grandes migraciones y el impacto de las nuevas tecnologías están cambiando de manera acelerada el mapa del planeta y las formas de crear, producir, circular y consumir bienes culturales. La música no es la excepción y estamos viviendo momentos de cambios fundamentales en la industria y en las estéticas que proponen los jóvenes. La interacción entre culturas se intensifica generando unas veces choques interculturales, otras enriqueciendo los lenguajes y abriendo posibilidades. La mezcla es un fenómeno cotidiano en nuestras calles, nuestras pantallas y nuestras vidas, pero no terminamos de entenderla.
Este congreso nos da la oportunidad de poner en la agenda regional las prioridades de cooperación e intercambio musical entre nuestros países y de asumir de manera abierta temas álgidos y actuales. Será un lugar de encuentro de nuestras manifestaciones musicales más diversas, que nos permitirá actualizar nuestros imaginarios sobre Iberoamérica y sus músicas, debatir sobre nuestras estéticas, nuestras industrias creativas, nuestros sistemas educativos y nuestras políticas culturales en relación con la música.
Queremos realizar un congreso propositivo que examine las relaciones entre sociedad civil, Estado y mercado, donde caben visiones plurales y diferentes en la construcción colectiva de un espacio cultural iberoamericano. Debemos revisar los instrumentos con que hemos construido nuestros mapas y nuestras rutas, para buscar salidas y nuevas estrategias que nos permitan fortalecer y dinamizar redes, intercambiar experiencias y conocimientos, diagnosticar potencialidades, transferir políticas significativas y proponer programas de cooperación regional.
Tendremos a toda Iberoamérica en su heterogeneidad reunida y entendemos lo iberoamericano" como una tarea de construcción en constante cambio. Esperamos diálogos enriquecedores, debates abiertos y propuestas concretas.
La música tan inasible es quizá lo más parecido a la libertad. Y la música indudablemente nos ayuda a construir una sociedad mejor. Para vivir la experiencia de la música debemos compartirla y contar con el otro.
Invitamos a todos los ciudadanos de Iberoamérica a vivir uno de los certámenes culturales más importantes del 2010, una gran movilización social alrededor de nuestras músicas que nos dará la oportunidad de reflexionar, en el marco de la conmemoración del Bicentenario de las Independencias. Porque Cultura es Independencia.
Agradecemos a todos aquellos que nos han acompañado en esta reflexión y sueño, a todos los Ministerios de Cultura de Iberoamérica que respaldaron la postulación de Colombia en 2008; a nuestros principales socios el Ministerio de Cultura de España y la Alcaldía de Medellín por su compromiso, esfuerzo y acompañamiento en esta tarea desde hace dos años, son coautores y cogestores de este inmenso esfuerzo; a SEGIB, OEI, SEACEX, SGAE por respaldar esta apuesta; a los músicos, gestores y al sector musical de iberoamérica que ha respondido con profundo entusiasmo a esta iniciativa. Finalmente, a todo el equipo del Ministerio de Cultura que con dedicación y decisión ha asumido esta tarea que demuestra la apuesta de nuestro país por la cultura como eje del desarrollo no solo nacional sino regional.
Más información en http://www.iberoamericanocultura.com.co/
Por
Paula Marcela Moreno Zapata
Ministra de Cultura de la República de Colombia.
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