Apr 24, 2025

Recorriendo las playas de Buenaventura

  • Oct 19, 2007
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Aquellos que ya han venido prefieren los puestos de atrás, pues saben que durante el recorrido del océano levanta una y otra vez la parte delantera de la embarcación. Junto al motorista, además, pueden conocer los innumerables mitos y leyendas que rondan esta zona.


 Así aprenden que el Paso del Tigre es una zona que les infunde respeto, y que allí los motores trabajan a menos revoluciones para tener mayor control de la embarcación, y que Bahía Málaga, lugar donde se encuentra la Base Naval, alberga 32 islas e islotes -llamados el archipiélago de la Plata-, que proveen la temperatura y la alimentación ideal para que las ballenas jorobadas puedan aparearse.


 Entre historia e historia se llega al remate norte de la Bahía de Buenaventura, donde está localizada La Bocana, una aldea de nativos bañada por el mar pacífico y cuenta con afluentes que durante el sendero Santa Clara forman piscinas y cascadas de agua dulce que valen la pena visitar.

 


Allí también está Isla Paraíso, una tierra flotante con playas que se ven rojizas por la gran cantidad de cangrejos que la habitan, y Pianguita destino preferido de aquellas personas amantes de la tranquilidad, este destino a diferencia de otros se caracteriza por la organización del gremio turístico (hoteles, restaurantes, vendedores) los cuales han entendido que ofreciendo un buen servicio cautivan al visitante mejorando así su calidad de vida. Les recomiendo cuando vayan a pianguita visiten el ecoparque IGUANAS VERDES, siguiendo el recorrido encontrarán Piangua Grande, un único hotel donde el oleaje tranquilo y las playas solitarias permiten fundirse íntimamente con el paisaje.

 

 


La embarcación sigue su rumbo hacia Juanchaco; y para lograrlo, el marinero con un despliegue de sabiduría, propia de los hábitos que se cultivan desde la infancia, atraviesa con éxito la ensenada del Tigre. No le tiene miedo más si respeto.


 Media hora después aparecen las playas oscuras de Juanchaco. Es la puerta de entrada al Parque de Isla Palma, una gran roca cubierta de bosque que sirve de alimento a vastas poblaciones de aves acuáticas, y que está rodeada por un mar de tonalidades verdes, color que sorprende y que se produce por no recibir ríos que transporten sedimentos.


J uanchaco también es una especie de pasaporte que permite llegar a Chucheros, una playa de arena negra, bañada por un mar verde y con una cascada cristalina que neutraliza el sabor salado del Pacífico; y a la Cascada de la Sierpe, una caída de agua de 65 metros de alto que configura el río Bonguito en el bosque húmedo que se levanta al norte de Bahía Málaga.


 Pero lo mejor, sin duda alguna, es que desde Juanchaco parte un sendero terrestre que llega hasta Ladrilleros, una aldea donde casi todas las casas nativas sirven como hotel, o si no como restaurante o almacén de artesanías, un caserío donde la vida se mueve al ritmo de la marea. Sin playas (marea alta), se convierte en un arrecife con quebradas que se internan en el bosque, donde los ríos forman piscinas de aguas dulces y cascadas. Con playas (marea baja) es un lugar romántico que invita a caminar por la orilla del mar y a pasar la tarde entera tendido en una silla perezosa.


 Otro destino de encanto es Isla Cangrejal, ubicada en la franja al sur de la Bahía de Buenaventura, allí las playas son más inexploradas, las aguas más claras y la intimidad mayor. Además, hay esteros y caminos fluviales como el que traza el río Yurumanguí que permite internarse selva adentro donde viven los indígenas emberas.

 

 

Mario G. Vallejo Adames

 

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