Nov 23, 2024

Los huesos que nos enseñaron que veníamos de África

  • Sep 19, 2016
  • 306

 

Los huesos que nos enseñaron que veníamos de África

 

El ser humano venía de Europa o, como mucho, de Asia. Obvio. ¿De dónde podía venir si no? Algunos científicos, como Darwin o Huxley, habían sugerido que, dada la distribución de los grandes simios africanos (que se parecían bastante a nosotros, anatómicamente hablando), lo más probable es que nuestros ancestros hubieran vivido en el África tropical.

 

Pero eran solo teorías. En 1856, descubrimos el neandertal. ¿Y dónde apareció? En Europa, claro. Cerca del Rin, como debía ser. De hecho, por si fuera poco, en 1912, Charles Dawson había encontrado el verdadero 'eslabón perdido' en Piltdown, Inglaterra. Cien por cien europeos. Hubo que esperar a un puñado de huesos, hace hoy 80 años, para que los científicos de todo el mundo comenzaran a admitir que todos somos africanos.

 

Cien por cien europeo (y si no, nos lo inventamos)

 

Los huesos que nos enseñaron que veníamos de África

 

En realidad, se habían encontrado fósiles de neandertal en Engis (Bélgica) en 1829 y en la cantera de Forbes, Gibraltar, en 1848. El descubrimiento del valle de Neander fue importante porque ayudó a juntar las piezas y permitió comenzar a mirar con perspectiva nuestro árbol genealógico.

 

Tres años después, se publicaría El Origen de las Especies. Algunos comenzaron a hablar de una nueva especie - o subespecie - humana (denominada en 1863 como neandertales) mientras otros pensaban que los restos provenían de "un ser degradado", concretamente de un cosaco ruso con raquitismo.

 

Y el hombre de Piltdown, por decirlo suavemente, es uno de los fraudes científicos más grandes de la historia. Un collage de huesos de orangután, mono y ser humano que no fue refutado hasta 1953 por científicos del Natural History Museum y la Universidad de Oxford. Pero esto no se sabía y consiguió retrasar durante décadas las investigaciones de la incipiente paleontología humana.

 

El niño de Taung

 

Los huesos que nos enseñaron que veníamos de África

 

El ejemplo más claro fue el niño de Taung, encontrado por casualidad en una cantera sudafricana en 1924. El 7 de febrero de 1925 Raymond Dart publicó el hallazgo: buena parte del cráneo y la mandíbula de un niño de unos tres años de edad. Dart se había dado cuenta de que no podía ser un niño humano, tampoco se parecía a ningún otro fósil 'humanoide' que se hubiera encontrado antes. El niño de Taung era algo mucho más primitivo, algo mucho más antiguo, algo mucho más simiesco.

 

Dart no se amilanó por lo raro del descubrimiento. Fechó los restos con unos dos millones de años y propuso toda una familia para explicarlo, los australopithecus. Las críticas no tardaron en llegar denunciando que los restos eran "esencialmente idénticos a un chimpancé".

 

Y la verdad es que el descubrimiento no cuadraba. No solo por el hombre de Piltdown y el chovinismo europeo, sino porque la aparición del Homo erectus en la isla de Java a finales del XIX hacían más probable el origen asiático de la humanidad. Así, la primera reacción al descubrimiento del niño de Taung fue negativa.

 

Pero los niños siempre dicen la verdad

 

Dos semanas después de la publicación del descubrimiento del niño de Taung, Robert Broom visitó a Dart en Johannesburgo para ver los restos. Broom se convirtió en uno de los pocos defensores de las tesis de Dart y en los años siguientes iniciaría una larga y fructífera búsqueda de fósiles que, con el descrédito de Piltdown, acabaron por dar a África el sitio que les correspondía.

 

Hoy no es una fecha especial para la historiografía oficial de la paleontología. Lucy, la señora Ples, el niño de Taung o Miguelón son más famosos, tienen más prestigio y son más reconocidos que STS 60 y TM 1511. Pero no es justo. Hace 80 años de la publicación del descubrimiento de los siguientes australopithecus. Sin ellos, no está claro que hubiéramos seguido investigando en esta línea a corto plazo, ni que diez años más tarde Broom encontrara los hallazgos que le dieron renombre y 'cerraron' la cuestión.

 

El niño de Taung no estaba solo, nuestro pasado estaba en África y la ciencia lograba liberarse de la ideología para situar al hombre en su lugar en la vida, el universo y todo lo demás. Hoy, sin lugar a dudas, es un gran día.

 

Fuente: xataka.com

 

Image

Movistar 5