Por Fabio Martínez |
Mientras las negociaciones de paz con las Farc continúan, el debate entre el gobierno de Santos y el expresidente y senador Uribe Vélez se tornan cada vez más punzantes; como si a medida que avanza el acuerdo de paz con la guerrilla se abriera una guerra verbal entre Santos y Uribe.
Por esta razón, el Presidente no dudó en invitar al senador a Palacio y le encomendó a Antanas Mockus la difícil tarea de dialogar con él. El Gobierno comprende que la paz es una política de Estado que les atañe a todos los colombianos, sin excepción.
¿Qué hay detrás de la guerra verbal de Uribe Vélez y su oposición cerril al proceso de paz?
Después de que se conociera que el expresidente realizó durante su segundo mandato varios acercamientos con la guerrilla, la mentira ha quedado al descubierto, y al actual Senador de la República solo le queda vociferar a los cuatro vientos contra el proceso de paz.
La oposición del actual Senador de la República y sus amigos del Centro Democrático tiene unas raíces más profundas que su cólera o las declaraciones grotescas de María Fernanda Cabal, su senadora estrella.
Desde el atentado a Bolívar llevado a cabo el 25 de septiembre de 1828, Colombia ha sido un país polarizado, que ha resuelto sus conflictos sociales por la vía armada. Recordemos la pugna entre conservadores y liberales que terminó con el magnicidio de Rafael Uribe Uribe; luego la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, que abrió la puerta a la primera violencia del siglo XX; más tarde, la guerra entre el Gobierno y la guerrilla, que ha dejado cientos de miles de víctimas sin precedentes en la historia del continente.
División y guerra. Polarización y muerte. Esta ha sido una constante desafortunada en nuestra historia.
El senador Uribe Vélez pertenece a esa generación de políticos que cree que la paz y la reconciliación nacional solo se logran mediante el uso de la fuerza y la violencia. Esto, justamente, fue lo que les prometió a los colombianos en su campaña electoral, y no cumplió. Durante sus ocho años de gobierno, Uribe no ganó la guerra ni hizo la paz. De ahí su inmensa frustración política que se traduce en soberbia, insultos y mentiras.
Sabemos que el proceso de paz con las Farc es complejo y aún falta que corra mucha agua por debajo del puente. Pero desde ya es importante que el gobierno de Santos y el exalcalde y pedagogo Antanas Mockus se sienten en una mesa a dialogar con Uribe Vélez. De lo contrario, la paz en el país será una ilusión, como lo ha sido a lo largo de estos doscientos años de vida republicana.
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Fabio Martínez
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