Aquellos que hacemos parte de la generación ‘sin cuenta’ tuvimos el privilegio de tener en nuestra infancia un sueño mágico que enriqueció para siempre nuestras vidas. Estoy hablando del circo, aquel espectáculo errante, lleno de músicos, payasos y espléndidas mujeres que viajaban de pueblo en pueblo para llevarle alegría a la gente.
El circo, que viene de las largas caravanas que hacían los gitanos desde la India hasta Europa, fue el espacio maravilloso que ofrecieron nuestros padres a una generación de niños que, en medio de un país que olía a sanguina, jamás renunciamos al derecho a la risa.
¿Quién no recuerda el famoso circo Dunbar, que trasegó por los pueblos y recovecos de América? ¿O el circo Egred Hermanos, que nos deleitó con su magia, sus mujeres acróbatas que caían del cielo, y sus famosos payasos, que nos transportaban hasta el delirio?
Cada uno de nosotros tuvo en su infancia una relación cómplice con el circo, y hoy llevamos en nuestros corazones esa pequeña dosis de felicidad que este nos ofrecía durante dos horas de música, magia y frenesí.
Hoy, el circo ha cambiado. Con este ya no viajan animales, superando así la odiosa práctica de exhibicionismo, esclavitud y maltrato que muchas compañías ejercieron contra los animales.
Quizás la tropa más representativa que hace parte de este nuevo concepto es el Cirque du Soleil, que nació en la provincia de Quebec (Canadá), y hoy cuenta con más de cien artistas de todos los países del mundo.
En Colombia este nuevo concepto está en las manos de la compañía Delirio, bajo la dirección de Andrea Buenaventura. La carpa, que está situada en el norte de Cali, ofrece un bello espectáculo donde se fusionan el circo, la orquesta y la salsa.
La compañía está compuesta por una pléyade de músicos de la ciudad, comandados por Álex Torres; cuenta con más de cuarenta bailarines provenientes de las diferentes Escuelas de Salsa del Distrito de Aguablanca, y con un grupo de acróbatas, malabaristas y payasos.
El bailarín principal es el legendario Carlos Paz, mejor conocido como el ‘Resortes colombiano’, quien alternó en los años setenta con Amparo Arrebato, Watusi y María y Wilson Rojas, el sicodélico.
Paz es el bailarín colombiano que mejor recoge para la salsa la tradición que nos legó Germán Valdés, más conocido como ‘Tin Tan’, el famoso cómico pachuco de México, de los años cincuenta.
A mis lectores les deseo una feliz Navidad.
Por Fabio Martínez
fabiomartinez2002@yahoo.com
http://fabiomartinezescritor.blogspot.com
Anterior
Comentarios o sugerencias a info@soydebuenaventura.com soydebuenaventura@gmail.com
Calle 1a No. 3-03 Hotel Torre Mar | Buenaventura (Valle) - Colombia
© 2007 - 2022 soydebuenaventura.com