Tomarse un jugo de fruta frío, saborear un helado, guardar el pescado en la nevera, ver televisión a cualquier hora, escuchar currulao en el equipo de sonido los domingos y bailar con los vecinos, son actividades que hoy encienden la alegría en San José de Anchicayá.
Estas cosas sencillas de la vida –que hasta ahora no eran fáciles de obtener- tienen de fiesta a 5 veredas ubicadas a orillas del río Anchicayá a las que sólo se puede llegar en lancha desde el puerto de Buenaventura. Hoy 207 familias de San José de Anchicayá, Calle Larga, El Coco, El Llano y Santa Bárbara son beneficiarias de un proyecto de electrificación que realizó Epsa, una empresa Celsia, de la mano del Consejo Mayor del Río Anchicayá y la Organización de Negros Unidos del Río Anchicayá (ONUIRA).
Jorge Histon Segura, representante legal del Consejo Mayor afirmó que “este es un logro de todas las comunidades resultado del diálogo y la concertación. Todas las personas están felices con cosas tan sencillas como poder congelar el pescado, pues las carnes había que ahumarlas y salarlas para que las pudiéramos conservar. Ahora las madres pueden licuar, guardar las frutas o hacer helados. Queremos provechar esta electrificación para generar empresas para esta región”, a la vez que recordó que la energía en estas veredas era escasa y costosa porque se suministraba con plantas de combustible.
A su turno Benjamín Mosquera, líder social de Buenaventura, indicó que esta es la prueba de que “sí se pueden hacer proyectos articulados entre el sector privado y las comunidades. Este es un modelo para replicar en otros consejos, pues con comunidades organizadas podemos hacer desarrollo y crecer. La de Anchicayá, es una cuenca proyectada al desarrollo”.
Finalmente, Silvano Caicedo, vicepresidente de Onuira resaltó que dicho proyecto marca una historia de gran alegría y esperanza para las comunidades pues “las familias están mejorando su calidad de vida, tienen un bombillo, lámpara, neveras, ya están vendiendo productos fríos… pero en temas de educación, vamos a poder darle uso a varios computadores que teníamos fríos y que “calentábamos” con plantas.
Así llegó Epsa con la energía a esta zona selvática
Epsa inició este proyecto de electrificación en el año 2011, cuando empezaron las visitas a la zona para concertar con los líderes del Consejo Comunitario del Río Anchicayá la mejor ruta para el trazado del mismo. De la mano de sabios y líderes comunitarios se realizó el levantamiento topográfico de las redes de media y baja tensión (MT y BT).
Para que la obra no fuera a afectar la flora y fauna de esa zona selvática del Pacífico colombiano, la compañía contrató a un biólogo para realizar un inventario del ecosistema tropical. Este estudio se realizó en 8 meses con el apoyo de “trocheros” que conocían la zona.
Con el apoyo de la gestión social de Epsa, las comunidades de estas veredas recibieron talleres de eficiencia energética y explicación de la factura. Antes de entregar el levantamiento topográfico a la firma de diseño, se analizó cuál era la mejor forma de ejecutar el proyecto en esta zona tropical: si con torres, postes o incluso subterráneo. Con los análisis se decidió hacerlo aéreo con postes de 12 metros de altura. A la vez se realizaron tres estudios de suelos y un inventario forestal, en el cual hubo la necesidad de intervenir 4.951 árboles y compensar 29.706 árboles equivalentes a 48 hectáreas de enriquecimiento de sistemas agroforestales y de bosques secundarios.
El proyecto se empezó a construir a finales del 2014 y en total se instalaron 18 kilómetros de red de media tensión, 3.000 metros de red baja y 12 transformadores. A finales del año 2015 se empezaron a realizar las redes internas y a instalar los transformadores en las 207 viviendas e instituciones educativas.
Para este proyecto no se realizó Consulta Previa, pues el Consejo Comunitario Mayor del Río Anchicayá junto con Epsa identificaron los impactos del proyecto, razón por la cual dicha comunidad envió una carta al Ministerio del Interior en la que explicaron que el proyecto era una iniciativa voluntaria de la empresa y buscaba el bienestar de la población que actualmente no contaba con el servicio de energía eléctrica.
Todos los insumos del proyecto fueron transportados por lancha desde el puerto de Buenaventura hasta las 5 veredas, a las cuales se llega solamente por el río Anchicayá.
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