Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores, celebramos la declaratoria de la séptima Reserva de Biosfera en el país: el Darién Norte Chocoano, ecosistema transfronterizo, con límites bioculturales que conectan con una reserva panameña, en la que se registra un constante flujo migratorio que supone diversos retos de atención humanitaria y de movilidad humana segura, ordenada y regular. Este reconocimiento permite que Colombia se consolide como un líder con incidencia política y conceptual en materia de Reservas de Biosfera y en la construcción de paz.
Este anuncio se da en Agadir, Marruecos, en el marco del 36° Consejo Internacional de Coordinación (CIC) del Programa Sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) de la UNESCO, espacio que contó con la participación de una delegación encabezada por la Directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, Catalina Ceballos Carriazo, y el Director de Codechocó, Arnold Alexander Rincón López.
“Recibimos el reconocimiento de la Biósfera Darién Norte Chocoano. Es un honor haber representado a las y los colombianos. Este es un reconocimiento que completa la totalidad de las reservas que tenemos en Colombia, ya son siete, y eso significa que somos un país que tiene un pensamiento integral y que pensamos en la salvaguarda de nuestra naturaleza y en la salvaguarda de nuestras prácticas culturales”, aseguró la Directora Catalina Ceballos Carriazo.
El trabajo en Colombia en torno a las ciencias naturales es reflejar mediante políticas públicas la mitigación de la crisis climática y la protección de los ecosistemas naturales, especialmente los marinos y costeros. Estos sitios nos han permitido trabajar intersectorialmente y abordar problemáticas sociales producto del conflicto armado de Colombia.
Este reconocimiento refleja el compromiso del Gobierno Nacional con el fortalecimiento de la Red Mundial de Reservas de Biosfera, ya contamos con seis Reservas de Biosfera que son prioritarias para la agenda nacional y que buscan armonizar las relaciones entre las comunidades y sus entornos. Estas reservas son el Cinturón Andino habitada por los indígenas Kokonuko, el Tuparro habitada por los Sikuani, Guahibo, Cuiba, Curripaco, Puniave, Sinuani, y Piaroa, Sierra Nevada de Santa Marta, Ciénaga Grande Santa Marta habitadas ambas por Arhuacos, Wiwas, Koguis y Kankuamos al, Seaflower y su población raizal y Tribugá-Cupica-Baudó habitada por comunidades embera y afro.
La construcción participativa del expediente del Darién Norte Chocoano ha permitido un acercamiento y un reconocimiento de las poblaciones locales y sus saberes; constituyendo un paso esencial para la construcción de políticas públicas nacionales y locales que aportan a la apropiación social, el cuidado y a un relato de nación en paz. Es así como el Gobierno Colombiano reconoce en la apropiación de esos territorios la relación indisoluble entre lo cultural y lo natural de las comunidades indígenas, afros, raizales y palenqueras, quienes tienen integrado el cuidado y la conservación del ecosistema en su sistema de conocimiento. Celebramos que el Programa MAB fomente una perspectiva biocultural que respeta las dinámicas sociales, étnicas y culturales de los pueblos originarios.
En este proceso, hemos trabajado con las autoridades de los municipios caribeños que conforman la Reserva, Unguía y Acandí, y sus 10 comunidades, incluyendo 4 consejos comunitarios de comunidades negras y 6 resguardos indígenas de las comunidades Emberá Katío, Emberá Dóbida y Cuna. Además, hemos promovido la cooperación con el sector ganadero y la máxima autoridad ambiental del territorio, Codechocó, la Cancillería y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
El Gobierno Nacional agradece a la UNESCO por permitir que Colombia se consolide como un líder con incidencia política y conceptual en materia de Reservas de Biosfera y en la construcción de la Paz Total.
Ministerio de Relaciones Exteriores
