Por

Jesús Glay Mejía N.

 

Llegó el momento de proyectar el territorio, hay que combinar dos economías, la local que se oriente a crear negocios en el territorio, apuntalados en los productos y servicios que generen excentes retornables y capitalizables localmente y una economía global que en este caso pasa por asumir servicios portuarios y de comercio exterior, que de alguna manera produzcan excentes de retorno local. Replantearse por el gobierno nacional la partcipación de los puertos en algún porcentaje de los ingresos por el comercio exterior, que retribuya en parte el esfuerzo de la ciudad puerto, ventana del país al mundo.

 

Lo primero, es por parte de la administración distrital formular una estratégia de desarrollo económico del territorio, mediante una política y un programa de apoyo a la economía local,  así como emprender acciones de mejoramiento de la infraestructura urbana, que contribuya a mejorar las condiciones de la ciudad puerto para ser y mantenerse competitiva.

 

En cuanto a la economía local, ésta tiene un potencial en el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales en áreas como el turismo, las artes y la cultura, la ebanisteria, los productos tropicales, de otra parte crear los productos de la economía global: servicios portuarios de logística, comunicaciones y eventos, embalaje de mercancías, negocios, maquila.

 

Se perdió la capacidad de asombro, pasan las oportunidades por el territorio y no se ven; llegó a la ciudad el 7 de noviembre, el primer despacho para el Japón de aguacates desde Quinchía, Risaralda. Veinte toneladas producidas por la empresa Catrama en Colombia fueron los primeros en salir del país para conquistar a los japoneses en los mercados de Tokio, empresa que tiene la expectativa de venderle al 75.000 toneladas al año, un mercado promisorio que crece, con un triple impacto en la  economía, la producción en las regiones del interior del país, el transporte nacional y el envio marítimo por Buenaventura, es un evento que tiene relación con el puerto, que debe apropiárselo para potenciar sus oprotunidades, esta en manos de las autoridades locales, de los empresarios, destacar y aprovechar estas oportunidades de negocio.

 

Aparte de lo que significa para la economía, ratifica la vocación de Buenaventura como el puerto del eje cafetero, el centro y oriente del país. Así como este producto, hay muchos que a un mediano plazo el país debe  promocionar,  dinamizando la economía, una manera de romper con la tendencia negativa del futuro.

 

Noviembre 12 de 2019